Buenas prácticas para el "Captura y Suelta" II - La Recogida y Extracción

Este artículo pertenece a una serie dedicada a las buenas prácticas en pesca asociadas al "Captura y Suelta", que trata de reforzar esta filosofía y ofrecer claves para tratar de producir el menor daño posible a los protagonistas de toda esta historia, los peces. 

En el primer artículo de esta serie repasábamos todo lo relacionado con el anzuelo y los señuelos. En este abordaremos el siguiente paso en el proceso lógico de la captura: la recogida, desde el clavado hasta que el llega hasta la orilla o embarcación, y veremos cómo afecta al bienestar del pez.





La recogida
Una vez clavado el pez, este es atraído en un proceso en el que intervienen diferentes elementos como la línea, la caña y el carrete. En este proceso el pez es estresado hasta un menor o mayor grado, lo cual va a ser relevante para el tiempo de recuperación post-suelta. El objetivo será entonces minimizar este grado de estrés. En todo ello, la duración de la recogida es clave, ya que parece directamente relacionado con el estrés post-captura.

Las líneas finas y poco fuertes son cada vez más usadas por pescadores que tratan de, por un lado, minimizar el impacto visual de la misma y por lo tanto obtener más picadas y por otro lado, acompañadas de equipos ligeros, "sentir" más al pez. 


El usar una línea con riesgo de ruptura ante una captura de grandes dimensiones obligará a gestionar la recogida de manera no lineal, utilizando el freno del carrete para ello: aflojándolo cuando el pez usa toda su fuerza para tratar de soltarse y dejarle que cobre unos metros de línea y endureciendo dicho freno para atraer al pez cuando éste realice pausas en su esfuerzo para recogerlo.

Usar la línea y tensión en el carrete adecuados para reducir el tiempo de recogida es clave para minimizar el estrés del pez. Para ello, deberemos afinar lo más posible y adecuarnos al tipo de pez al que nos dirigimos. No obstante, esto será complicado en lugares donde convivan especies de diferente tamaño y fuerza, como basses de un tamaño medio de 400 gr. y lucios de hasta 10 kg. En ese caso, la recomendación podría ser adaptarnos al pez objetivo de mayor fortaleza para no prolongar en exceso la lucha en caso de captura de un gran pez. No hace falta decir que la práctica de "jugar" con el pez, soltando línea y recogiendo para "disfrutar" de la pelea varias veces no es la más adecuada.


La extracción del pez del agua
La extracción del pez desde el agua hasta la orilla o el bote es un aspecto crítico ya que podemos provocar, además de la exposición al aire, lesiones físicas por contacto con superficies como una orilla empedrada o el fondo del bote que le pueden ocasionar daños puntuales. 

En este proceso, una clave será minimizar la exposición al aire manteniendo los peces en el agua tanto como sea posible. A esto puede ayudar aprender a desanzuelar los peces en el agua (siempre que esto sea posible, claro, y además que no nos importe quedarnos sin la foto) o en su defecto, usar una sacadera lo suficientemente amplia como para retener el pez cómodamente (idealmente sin contorsionarse) durante un corto período de tiempo. 


Si bien todos los tipos de red causan algún daño epitelial, las sacaderas de caucho parecen minimizar los impactos. Para peces grandes, las moquetas, cunas o sacos de retención posibilitarán este proceso, especialmente las compuestas de materiales de red recubiertos de goma.


En algunos casos, los pescadores utilizan dispositivos de agarre como los "grips". Esto generalmente no es aconsejable si se va a liberar al pez porque estos dispositivos a menudo causan lesiones.


Conclusiones
En definitiva, si queremos causar el menor daño al pez debemos tratar de realizar una recogida rápida y limpia, y ayudarnos de los elementos correctos para la extracción del pez del agua.

En el siguiente (y último) artículo de la serie, hablaremos de la última fase: la manipulación del pez una vez extraído del agua. Hasta entonces... ¡buena pesca!


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